jueves, 5 de marzo de 2009

Bellos por encima de todo


90-60-90. Más importante que el conocido 11888 o que el 1004. No es Obama, no, ni tampoco lo fue Bush en su día. Es la belleza la que gobierna el mundo. La que dirige el "cotarro". No sólo es belleza una rubia despampanante posando en una playa caribeña con la última colección de vestidos de novia; belleza también es tener un maquillador cuando se es político. Es ponerse alzas cuando se es bajito y hay que aparentar, porque para eso uno es presidente de Francia y comparte colchón con una modelo.
Es la obsesión por la delgadez. Es operarse cuando no es del todo necesario. Es dejar de pensar en lo que verdaderamente importa para que reine la superficialidad. Es olvidarse de lo fundamental. Y como aquí no queremos olvidarnos de lo que realmente vale, desde "La taberna del infierno" haremos un repaso de eso, de lo que hay que saber y de lo que conviene que ocupe nuestra mente.

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