jueves, 2 de abril de 2009

Amor de contenedor


Dos personas en busca de amor, dos bandos: normalmente un hombre que tiene unas cuantas candidatas a pasar por el aro y “atraparle” y una mujer en busca del hombre perfecto de entre otros tantos que acuden a la macro cita.

Hombres con más masa muscular que materia gris, presumen de tatuajes, piercings y todo tipo de peinados “a la última”, camisetas tan ajustadas que dudo que la sangre pueda circular con normalidad por sus venas (tal vez de ahí venga el absurdo de sus comentarios), dicen tener mil defectos pero que son 100% sinceros con sus sentimientos y que por “ella” lo darían todo (aunque ni siquiera conocen a la chica).

En el lado opuesto mujeres jóvenes, atractivas, con vestidos elegantes y sugerentes, pintadísimas y perfectamente peinadas. Arremeten unas contra otras para llamar la atención de la presa.

Una moderadora que se dedica a mirar, escuchar a unos y otros, dar la palabra a quien la pide y decir que el amor va a surgir en plató.

Un matrimonio que juega a ser el asesor del amor. Tienen licencia para dar consejo y decir lo que piensan de todas las situaciones que se les presentan a los “buscadores del amor”.

Ninguno de estos cazadores de la pareja perfecta queda desamparado, ya que cuentan siempre con personas ajenas que apuestan a favor de unos y en contra de otros. Equilibrio conseguido. Pero aún hay más, señores: un tarotista que les echa las cartas a los ¿enamorados? para saber las posibilidades que tienen con su pareja en potencia. Ya está el pastel completo.

¿Qué es? “Mujeres y hombres y viceversa”. ¡Pasen y vean! Un programa de entretenimiento (si es que al espectador le gusta la chabacanería) por el que apuesta la cadena privada Telecinco desde hace ya varias temporadas. Muchos de los participantes, concursantes enamorados (llámese como quiera) son modelos, actores… nada nuevo. Cualquiera que vea dos minutos puede darse cuenta de que todos tienen un papel muy definido, pero que tratan de hacer natural con caras de auténtico enfado con aquel contrincante que quiere conquistar a la diana de formas mejores que las suyas y con lágrimas para mostrar la emoción a flor de piel.

Ahora el ligue que los concursantes tienen que conseguir elige al candidato para tener una cita de una hora y conocerse “a fondo”. El proceso se repite hasta que el chico o la chica encuentra a su pareja perfecta.

Durante la cita: “yo soy un hombre muy respetuoso”, “yo soy una mujer a la que le gusta viajar, conocer gente, salir a bailar”, “yo soy un hombre que lo da todo por la relación de pareja, me gusta la estabilidad”, “yo soy una chica que dice todo a la cara, soy súper sincera…”… y así un sinfín de descripciones que se desvelan a la primera de cambio; citas donde la confianza se gana por segundos (el tiempo corre y hay más candidatos con mejores guiones preparados para conquistar al objetivo). Todo irreal. Relaciones donde la naturalidad y muchísimo menos el amor, brillan por su ausencia; jóvenes azafatas, actores, modelos que buscan popularidad y fama para hacerse un hueco en televisión y dar un paso “agigantado” en su carrera. ¿A costa de qué?

Sin embargo, estos programas de citas parece que funcionan, y es que ahora la cadena Cuatro ha presentado otra joya de la corona: "Elígeme", con el siempre sonriente y estupendísimo Carlos Baute... Veremos si aguanta en la parrilla (vi cinco minutos de programa y en el primero ya estaba bostezando). Aún así hay quien los defiende.

Para gustos colores y si así quieren definir el amor, ¡por Dios!, espero no saber nunca qué significa esa palabra.

Ahora... ¿a dónde vamos a ir a enamorarnos?


No hay comentarios:

Publicar un comentario